Se iniciará la actividad con una explicación previa, donde se remarcará que se debe interpretar desde el respeto máximo a las enfermedades mentales/psicológicas, apostando por el humor como forma de visualización de los trastornos de la conducta y trabajando de forma exagerada los gestos y comportamientos humanos. Una vez aclarado y aceptado por los participantes para que no pueda existir situaciones conflictivas, se reparten las tarjetas donde aparecen 4 apartados: nombre, profesión, problema por el que acude a terapia de grupo y gesto/conducta que repite de vez en cuando como signo de trastorno. Un ejemplo puede ser: Roberto, farmacéutico, acude porque no puede dejar de oler el pelo de la gente y su gesto es dar dos palmadas fuertes cada minuto aprox. Los participantes se sentarán en círculo y uno de ellos será el/la terapeuta o director/a de la actividad. Por turnos, expondrán su problema e interactuarán con las pautas de orden e intervenciones que determine el/la directora. Cada participante podrá añadir los rasgos de conducta que considere oportunos, pero sobre todo deberá improvisar y darle sentido a su historia para que resulte divertida. Se dejarán 5 minutos antes de empezar para que cada persona se meta y prepare su papel.